Mi experiencia en Deja Sitio Para El Postre

 Una Experiencia

Os lo prometí, aquí va un poco mi historia en el casting de Deja Sitio Para El Postre, no pretendo ser pesada, sólo os la resumiré. Si tuviera que definir todo en una palabra quizás sería EXPERIENCIA. Yo no soy una chica de televisión, de hecho, sigo muy pocos programas y por supuesto, nunca había estado un casting ¿Lo volvería a vivir? No lo se, creo que ha tenido sus partes buenas pero el casting en Madrid fue muy duro, 12 horas en la calle, 72 sin dormir, mucho dinero gastado, movilizar a mi familia y a mis amigos… Y es que todo empezó a mediados de Octubre. cuando uno de los redactores del programa contactó conmigo, es ahí donde arrancó mi casting, en esa fase telefónica ¿Qué os puedo contar de ella? Que fue divertida, un tanto estresante, había que mandar fotos, video,… Ya sabéis lo típico de un casting, vamos supongo, ya os digo no es que tenga experiencia en ésto. Cuando me llamaban, por alguna razón, que todavía desconozco algo me pasaba, siempre estaba en situaciones comprometidas o la «liaba» yo sola o me la «liaban» mis amigas, desde ponerme la música atope y que pareciera una «choni» o hacer saltar el manos libres y ponerse a gritar. En fin, para mí al menos, la parte más divertida, gracias Lucas.

El día 6 de Noviembre, me comunicaron que había sido seleccionada para participar en el casting final, me pareció increible ¿Yo? Que no había pisado una escuela de cocina en mi vida y que me estaban dando la oportunidad de aprende de Paco y Jacob Torreblanca, paisanos, y aunque no tuve el placer de conocer a Paco, sí a Jacob y fue un placer. Me puse a preparar un superhiperpostre ¡Tenía que ser el mejor que había hecho nunca! Me comí mucho la cabeza, de hecho ahora me paro y lo pienso y creo que tenía que haber llevado algo más sencillo, pero en fin, lo hecho hecho está.

Este es mi postre en tres fases y en dos texturas, a mí me gustó el resultado, pero trabajé mucho muchísimo.

¿Qué pasó después? El día 11 allí estabamos, en la plaza de España, mis padres, mi hermano y tres de mis mejores amigos, preparado para «darlo todo», a pesar de haber hecho casi 400 km en coche desde Elda, todo por mí y desde aquí se lo agradezco infinitamente a todos y cada uno de ellos. La cuestión es que después de grabar unas cuantas entradillas, nos llevaron a hacer cola al hotel Mercure, sí efectivamente 12 horas de cola, para ser exacto en mi caso, entonces eran las 9 de la mañana y entré a las 9 de la noche. Mirad, yo entiendo que los castings son duros y a mí, en cierto modo, me daba igual esperar, pero no dependía de mí sino de lo que se supone que me tenía que representar, mi postre. La gestión fue un tanto desastrosa y con ello no pretendo criticar a los redactores, porque se portaron muy bien conmigo. Los responsables de aquello conocieron mi opinión, porque en situaciones como esa no hay que ser cobarde, hay que decir lo que sientes. No voy a seguir, porque quizás ésto pueda traerme problemas y no vale la pena, os aseguro que no los busco… Lo que sí diré es que no se puede jugar con la gente como lo hicieron conmigo aquel día, ni castings ni televisión, me da igual, no hay excusas para las cosas que pasaron allí.

En realidad, si queréis que os diga una cosa, quizás volvería a repetir esta experiencia ¿Por qué? ¿Soy masoca? No, pero me ha dado la oportunidad de descubrir a grandes personas y a las que espero algún día conocer en persona o volver a ver, en especial a Patricia (eres genial), a Raquel, a Rubén (que también me acompañaron en Madrid, junto con Berna,…) y a muchos más como Mery, Cristina, como no los Twitteros que sóis todos unos cracks y muchos más que han pasado durante estos dos meses por mi vida. Tal vez, después de todo, haya sido una experiencia con la que os aseguro me he reido mucho, más que he llorado y es que acaso ¿eso no es un mal balance? ¿No? Mirad, y quizás algunos penséis que he sido un poco blanda ¿Pero vale la pena? Las cosas prefiero arreglarlas en privado y lo estoy haciendo, hay que ver siempre el vaso medio lleno y es el momento en el que se acabaron los enfados (que os aseguro han sido muchos), los malos rollos, hay que disfrutar de todas las experiencias y aunque quizás no tuve la oportunidad de mostrar de lo que soy capaz y como soy, por las horas y la situación, las grandes personas que he conocido han hecho que olvide una pequeña amarga experiencia.

NUNCA LO OLVIDARÉ

GRACIAS POR TODO